
FUJI X100 VI
LA CÁMARA CÓMPLICE
LA COMPLICIDAD
Los fotógrafos pedimos muchas cosas a nuestras cámaras; pero hay una que para mí es fundamental: la complicidad. Y es que para mí una cámara es algo más que un instrumento. Si nos fijamos en los sinónimos que contempla la RAE para la palabra cómplice encontramos: colaborador, partícipe, copartícipe, coautor, compinche. Camaradería. Es algo de lo que uno se percata sin apenas darse cuenta porque la complicidad no se impone, nace sin ruido. Un día te das cuenta de que las cámaras que componen tu equipo empiezan a estar celosas de una de ellas, esa que forma parte de tus disfrutes fotográficos de manera recurrente. Sales a ser esa mirada en sus derivas, la mirada flâneur, callejando, horas y horas y es casi siempre la misma cámara la que te acompaña. Te vas de viaje y empiezas a relegar a las que habitualmente te acompañaban, cámaras réflex como la Nikon D-850 o cámaras más recientes como la Fuji XH2; cámaras pesadas, mochilón. Y es que los años pasan y pesan y te ibas dando cuenta de que cada vez te resulta más complicado moverte durante un tiempo prolongado cargando esos equipos buenos, muy buenos, pero pesados. En el momento en el que te planteas dejar estos equipos para trabajos concretos y buscar una cámara cómplice y portable sabes que no te sirve cualquiera. Conocía ya las buenas críticas de la Fuji X100 V cuando salió la VI. Sabía de su éxito, un éxito que se traducía en listas de espera para poder comprarla o en buenas ventas en el mercado de segunda mano. ¿Pero sería una cámara cómplice, es decir una con la que establecer esa camaradería sin renunciar a las exigencias técnicas? Compré la Fuji X100 VI. Reconozco que desde el tiempo de la fotografía química mi relación con Fuji ha venido caracterizada por el placer.
Probé la Fuji X100 VI y de inmediato supe que ella me iba a dar todo cuanto yo deseaba, incluida la recuperación de una experiencia del acto fotográfico similar a la de los años de la fotografía química. Sosiego. Sentir que soy yo el que toma todas las decisiones y que la cámara se convierte en colaboradora eficaz. Poder moverme durante jornadas prolongadas sin sentir la molestia en la mano o en el hombro o en el cuello. Y, sobre todo, llegar a casa y visualizar los archivos obtenidos (siempre dos por disparo, uno en jpeg y otro en Raf (Raw) y observar que no necesitaré realizara más que unos pequeños y sencillos ajustes en el programa de edición para que esas fotos coincidan con lo que anhelaba mientras era la mirada. No me suele gustar esa expresión tan manida proveniente del mundo del diseño del "menos es más"; pero con mi cómplice X100 VI sí que menos es mucho más.
Galería de miradas


































































































































































Fotos variadas. Retrato, paisaje, fotografía de acción, foto de naturaleza, reportaje de calle, objetos, blanco y negro, color, animales... Menos es más: es cierto que para los que se dedican a ornitofotografía o a astrofotografía o cuando quieres un reportaje deportivo donde la distancia con el centro de atención es elevada la cámara no llega; pero para todo lo demás que es casi todo, sí.
Pienso, sobre todo, en esa gente que, al acceder a la jubilación, descubren o se reencuentran con el placer de fotografiar. Y sí, al principio esa réflex o mirrorless grande te entusiasma; pero los años pasan y pesan y el mochilón es una carga incómoda. La Fuji X100 VI se puede convertir en la compañera excelente.

